miércoles, 17 de octubre de 2018

ÁNGELA FIGUERA AYMERICH, BELLEZA CRUEL


ANGELA FIGUERA AYMERICH

Ángela Figuera Aymerich fue una escritora española nacida en Bilbao en 1902 en una familia de clase media.  

Fue una de las primeras mujeres que estudiaron Bachillerato en toda España.
Gran lectora y brillante estudiante, obtuvo el título de Bachiller en 1924 en el Instituto Provincial.

Pese a la oposición de su padre, con 23 años comienza los estudios de Filosofía y Letras como alumna libre y examinándose en Valladolid y la termina en Madrid, viviendo en casa de sus tíos.
Ángela Figuera a los 25 años


Empieza a trabajar en la empresa Aceros Poldi y más tarde en los colegios privados Decroly y Montessori.

En 1933 supera las oposiciones de catedrática de Lengua y Literatura para Institutos de Segunda Enseñanza. 

Ese mismo año contrae matrimonio con su primo, el ingeniero Julio Figuera Andú, y es destinada al Instituto de Educación Secundaria de Huelva. 

En esta ciudad muere su primer hijo al nacer. Tema al que dedicará alguno de sus poemas.

Se traslada a Madrid, donde residirá cuando comienza la Guerra Civil. 

Su marido, de ideología socialista, se alistó en el ejército republicano. 

En Madrid nació su hijo Juan Ramón en medio de un bombardeo.



En febrero de 1937, Ángela Figuera Aymerich y su familia fueron evacuados de Madrid a Valencia y, poco después, ella fue destinada al Instituto de Alcoy y después al de Murcia. 

Al finalizar la guerra su marido es encarcelado y, al soltarlo, como represalia por haber permanecido fiel a la república, Ángela Figuera perdió su plaza y título universitario al igual que su marido y ambos quedaron literalmente en la calle, sin trabajo ni bienes.

La familia Figuera se trasladó a Madrid, con el convencimiento de que allí pasaría más fácilmente inadvertida y podría salir adelante. 

Los primeros años de la posguerra fueron especialmente duros para Ángela Figuera y su marido. Conoció la miseria, el hambre y la injusticia social. 



Ángela Figuera con su hijo Juan Ramón



Sin embargo, poco a poco, tras una estancia en Soria con su hijo, fue recuperándose y encontró un nuevo equilibrio familiar. 
En este contexto, Ángela Figuera retomó una de sus aficiones juveniles: escribir. 
En 1952 empezó a trabajar en la Biblioteca Nacional de Madrid, y en 1954 se incorporó al servicio de bibliobuses de la BNE, que trataba de acercar la cultura a los barrios marginales y periféricos de Madrid.



En 1957 recibió una beca para estudiar en París y trabó relación con Pablo Neruda, quien le entregó una carta a los poetas españoles que ella introdujo en Madrid de forma clandestina y en la que el escritor chileno abogaba por una "universalización del canto poético".







A lo largo de todos esos años, Ángela  Figuera actuó como intelectual disidente, crítica con el franquismo, e incluso llegó a publicar en el extranjero cuando consideró que la censura iba a recortar su trabajo. 




Ángela y Julio Figuera


En 1961 se reunió con su esposo en Avilés, donde Julio Figuera había logrado un puesto como ingeniero de la empresa Ensidesa.




Este hecho, según su marido, la alejó definitivamente de los círculos literarios madrileños. 

"Al irnos a Avilés, Ángela quedó aislada de los círculos, tertulias literarias y amigos escritores de Madrid y como ya tuvo una nieta, Ana, se convirtió en abuela más que escritora y, aparte del tiempo que dedicaba a leer, hacía vestidos, prendas de punto y muñecas para la nieta".




Durante estos años en Avilés destaca su labor como traductora.

En 1966, visitó la Unión Soviética y, en 1969, México, invitada por Alfredo Gracia Vicente, librero español exiliado en México que regentaba la librería Cosmos de Monterrey.





Con la jubilación del marido, en 1971 el matrimonio se trasladó de nuevo a Madrid, pero Ángela Figuera encontró que allí el ambiente cultural había cambiado por completo.
Su obra fue acusada de repetitiva por la crítica y ella misma se sentía cansada y consideraba que no era capaz sino de reiterar una y otra vez sus mensajes. 

Al mismo tiempo, se mostró muy crítica con la forma en la que se estaba llevando el proceso político de la llamada Transición.







Firmantes de los Pactos de la Moncloa, 1977. De izquierda a derecha, EnriqueTierno  Galván (Partido Socialista Popular), Santiago Carrillo (PC), Josep Maria Triginer (Federación Catalana del PSOE), Joan Reventós (Convergencia Soacialista de Cataluña), Felipe González (PSOE), Juan Ajuriaguerra (PNV), Adolfo Suárez Presidente del Gobierno, Manuel Fraga (Alianza Popular), Miquel Roca (Convergència i Unió)y Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD).


Finalmente, tras varios meses de enfermedad, fallece en Madrid en 1984

Sus Obras completas se publicaron póstumas en 1986.

Julio Figuera, su marido, dedicó los diez años que le sobrevivió a su memoria.

ESTILO DE ÁNGELA FIGUERA AYMERICH
Ángela Figuera Aymerich es una de las principales figuras de la denominada poesía desarraigada de la Primera Generación de la Postguerra española. 
Su poesía lanza una mirada ácida, rabiosa y escéptica a la sociedad que se desenvolvía en sus alrededores.

Considerada como un puente de unión entre las dos Españas,  su obra ha conmovido conciencias de diferente signo desde sus primeros poemas. 
Su lenguaje era muy sencillo con el fin de que el mensaje llegara a más gente.

Como trasluce su obra fue una viajera vocacional y ciudadana del mundo, internacionalista, abierta a un humanismo y a un existencialismo que acogía a todos los pueblos por igual.
Su feminismo se aleja de los tópicos



OBRAS DE ÁNGELA FIGUERA AYMERICH



Ángela Figuera Aymerich es autora de varios libros de poemas: Mujer de barro (1948), Soria pura (1949), Vencida por el ángel (1950), El grito inútil (1952), Víspera de la vida (1953), Los días duros (1953), Belleza cruel (1953) y Toco la tierraLetanías (1962).
Es autora también de libros infantiles.

En 1948, animada por su marido, publicó su primer libro, Mujer de barro.

Un año más tarde apareció Soria pura fruto de su estancia en dicha ciudad.

Se trata de una poesía simbolista que pronto deja paso a lo que ella llamaría "etapa preocupada", en la que la escritora conecta con los grandes problemas de la sociedad contemporánea: el absurdo de la existencia, la falta de libertad, la miseria, la guerra.

En 1958 publicó en México Belleza cruel, libro que mereció un emocionado prólogo del poeta exiliado León Felipe.
En su prólogo a Belleza cruel, León Felipe, desde su exilio en México, se disculpaba ante Angela Figuera por haber afirmado que ellos, los poetas de la diáspora, se habían llevado la canción.


Belleza cruel fue el libro más conocido, y apreciado, de Ángela Figuera Aymerich. 

En España circuló bajo manga y en ediciones clandestinas, y sus versos fueron los que ratificaron a su autora como una de las grandes voces de la poesía social del momento.
El rápido descrédito de la poesía social fue, seguramente, una de las causas que llevaron a Ángela Figuera al abandono de la poesía. No fue la única. Con lo tardío de su incorporación a la vida literaria, con lo rápido de su abandono, tuvo que ver sin duda su condición de mujer.

Su poema San poeta labrador fue incluido en la famosa antología poética de Las mil mejores poesías de la lengua castellana
Otros poemas suyos son:
Canto a la madre de familia
No quiero
El grito inútil
Muerto al nacer
Bombardeo
Mujer de barro
Noche


Su obra recibió los elogios de Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Gabriel Aresti, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Pablo Neruda, Max Aub, Gloria Fuertes y Carmen Conde, entre otros.
Ángela Figuera visita a Pio Baroja en su cumpleaños
Hacia 1952

ETAPAS DE LA POESÍA DE ÁNGELA FIGUERA:
Ángela Figuera escribía casi desde su infancia, poemas de corte modernista, imitativos según su propia definición, que rara vez han sido publicados y de los que apenas se conservan los recogidos en un cuaderno inédito.

ETAPA INTIMISTA. POESÍA SIMBÓLICA







En sus comienzos de su poesía publicada se percibe el influjo de Antonio Machado y, sobre todo, de Juan Ramón Jiménez, en su apego a lo cotidiano y paisajístico.

Hay que recordar que su hijo se llama Juan Ramón por su admiración por Juan Ramón Jiménez.

Se trata de una poesía repleta de elementos populares que gira en torno a temas como el erotismo, la maternidad, y el simbolismo del paisaje, pero, junto a esta imagen aparentemente idílica se aprecia, al mismo tiempo, otra realidad, mucho más cruda, como, por ejemplo, la reivindicación de la figura de Antonio Machado, la nostalgia de la costa vasca o el contraste de la acechadora realidad de las enormes ciudades.

Pronto toma relieve en su obra una visión del mundo marcada por su perspectiva de madre y mujer, que se contempla de una forma no idealizada y con rebeldía típicamente feminista, aspecto en el que también cabe buscar su originalidad, además de su calidad poética sin género. 

La preocupación por el mundo femenino constituyó una de las marcas temáticas de su obra.

Llevó a su quehacer poético el mundo de la esposa y madre de familia que era, aunque alejándose de tópicos e idealizaciones. 
La mujer es vista como esposa y madre de familia, pero a la vez como sujeto activo del cambio social. 
Sus dos primeros libros se incluyen en esta etapa y son Mujer de barro y Soria pura.
Ambos fueron censurados por "exceso de sensualidad".

ETAPA PREOCUPADA. POESÍA SOCIAL

Después de una etapa en la poesía desarraigada, claramente existencialista, desarrolló su etapa de poesía social junto a escritores como Gabriel Celaya y Blas de Otero, escritores vascos como ella.
El vínculo entre Blas de Otero, Gabriel Celaya y Ángela Figuera Aymerich fue profundo más allá del ámbito poético, en lo personal.
De ahí el conocido calificativo que Emilio Miró les dedicó al denominarles "El triunvirato vasco de la poesía de posguerra", pese a que los triunviratos romanos estaban formados por tres varones.
Su lenguaje es sencillo; trata siempre de que su mensaje llegue a la gente. Su posición ideológica ha sido resumida por algún crítico como "existencialismo solidario".
A esta etapa pertenecen obras como: Vencida por el ángelEl grito inútil,  Los días durosBelleza cruel.  


CURIOSIDADES SOBRE ÁNGELA FIGUERA AYMERICH


En 1993 un instituto de Sestao (Bizkaia) pasa a llamarse "Ángela Figuera".

Así, la poeta y profesora de instituto pasa a ser la segunda mujer, después de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, que da nombre a un instituto de enseñanza media vizcaíno.

Sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, árabe, holandés, sueco, rumano, checo, alemán, ruso, turco y ucraniano.

La obra de la poetisa, tanto tiempo olvidada, ha sido objeto recientemente de diversos estudios y homenajes tanto en España como en el extranjero.







Para la elaboración de esta entrada, se han utilizado información, imágenes y textos, entre otros lugares, de las siguientes fuentes: El País, El Correo, Euskonews,  Cuadernos Hispanoamericanos, El Cultural y los enlaces que se indican a continuación.




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